Seguramente en más de alguna ocasión hemos escuchado que la enseñanza de la historia es importante en cuanto permite a los/las estudiantes comprender nuestra sociedad en todas sus esferas, tanto políticas, económicas y culturales, de manera que éstos/as tengan la capacidad de no volver a cometer los errores sucedidos en el pasado.
Sin embargo, se debe considerar que, debemos enseñar la historia para que nuestros/as estudiantes tengan la capacidad de desarrollar habilidades como, la comprensión, el análisis y la síntesis (solo por nombrar algunas), ya que les permitirán desarrollar su pensamiento crítico y cuestionar aquellas problemáticas que no les parezcan pertinentes a partir de la creación de sus propios argumentos. Aunque claramente, las metodologías que se están trabajando en las salas de clases están bastante alejadas de lo que se ha mencionado anteriormente. En primer lugar la enseñanza de la historia se centra en la memorización de contenidos, lo que provoca que los/las estudiantes no desarrollen su capacidad de comprender ni analizar nuestra sociedad. Junto a ello, los tipos de evaluación que se trabajan en el aula, tienden a ser vistos como una instancia final y no como un proceso de aprendizaje, de manera que se reproduce un sistema individualista en el que los/las estudiantes compiten uno/as a otros/as por obtener el mejor resultado, sin poder tener la oportunidad de desarrollar hablidades tan importante como el trabajo en equipo y el aprendizaje cooperativo.
Otra
problemática importante de analizar, es que la historia tradicional se ha
enfocado en ensalsar la figura de los grandes héroes de la patria que por
cierto, son varones, dejando es segundo plano a las mujeres. De esta manera
todo lo que rodea la clase de historia esta inmerso en un ambiente
androcéntrico, en el cual los varones son los protagonistas. Pero ojo, por lo
general se hace mención a aquellos varones, fuertes, valerosos y jóvenes, como si este tipo de masculinidad fuera la única existente. A su vez las niñas y adolescentes que producto de su edad están en un proceso de búsqueda de identidad no encuentran en la historia ningún referente que les permita sentirse identificadas, porque la historia simplemente no ha considerado el quehacer femenino, independiente de que las mujeres han pertenecido y participado efectivamente en las diversas esferas de la sociedad a lo largo del tiempo.
De esta forma, el hecho de que la enseñanza de la historia se centre en la memorización de contenidos en desmedro de las habilidades anteriormente mencionadas, provoca que los alumnos y alumnas no desarrollen la capacidad de cuestionar y criticar la sociedad en la que vivimos. De manera que se debe considerar que si enseñamos historia, es precisamente para evitar que los/las estudiantes sigan reproduciendo un sistema desigual, a favor de uno inclusivo, equitativo y a favor de la igualdad de género.