lunes, 8 de julio de 2013

Reflexiones

Cuando hablamos de educación, se tiende a considerar más relevante la memorización de contenidos (que por lo demás impide el desarrollo del pensamiento crítico en los/las estudiantes), que el desarrollo de valores y habilidades sociales, tan importante para vivir en una sociedad más justa e igualitaria. Junto a ello se tiene una concepción errada de lo que implica la alfabetización, ya que tal como menciona Freire:
"La alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado"
Paulo Freire.

En cuanto a metodologías...

Las metodologías que se utilizan actualmente en el aula, y en específico en la clase de historia, tienden a enfatizar en la memorización de contenidos ya establecidos, de manera que no permiten a los/las estudiantes una aproximación desde su propia realidad e historia familiar. De ésta forma a partir de la construcción del propio árbol genealógico se construye  un enfoque que  permite a los/las estudiantes comprender que no sólo los varones han participado de la historia, sino que también las mujeres son activas participes de nuestra sociedad, independiente de que el patriarcado las haya relegado a la esfera privada.
 Por lo tanto, la construcción del árbol genealógico se debe considerar como una estrategia didáctica efectiva para la construcción de la propia historia familiar y la compresión de que todos/as participamos de ella y somos actores y actoras sociales importantes.


domingo, 7 de julio de 2013

¿Porqué enseñamos historia?



Seguramente en más de alguna ocasión hemos escuchado que la enseñanza de la historia es importante en cuanto permite a los/las estudiantes comprender nuestra sociedad en todas sus esferas, tanto políticas, económicas y culturales, de manera que éstos/as tengan la capacidad de no volver a cometer los errores sucedidos en el pasado.
Sin embargo, se debe considerar que, debemos enseñar la historia para que nuestros/as estudiantes tengan la capacidad de desarrollar habilidades como, la comprensión, el análisis y la síntesis (solo por nombrar algunas), ya que les permitirán desarrollar su pensamiento crítico y cuestionar aquellas problemáticas que no les parezcan pertinentes a partir de la creación de sus propios argumentos. Aunque claramente, las metodologías que se están trabajando en las salas de clases están bastante alejadas de lo que se ha mencionado anteriormente. En primer lugar la enseñanza de la historia se centra en la memorización de contenidos, lo que provoca que los/las estudiantes no desarrollen su capacidad de comprender ni analizar nuestra sociedad. Junto a ello, los tipos de evaluación que se trabajan en el aula, tienden a ser vistos como una instancia final y no como un proceso de aprendizaje, de manera que se reproduce un sistema individualista en el que los/las estudiantes compiten uno/as a otros/as por obtener el mejor resultado, sin poder tener la oportunidad de desarrollar hablidades tan importante como el trabajo en equipo y el aprendizaje cooperativo.
  Otra problemática importante de analizar, es que la historia tradicional se ha enfocado en ensalsar la figura de los grandes héroes de la patria que por cierto, son varones, dejando es segundo plano a las mujeres. De esta manera todo lo que rodea la clase de historia esta inmerso en un ambiente androcéntrico, en el cual los varones son los protagonistas. Pero ojo, por lo general se hace mención a aquellos varones, fuertes, valerosos y jóvenes, como si este tipo de masculinidad fuera la única existente. A su vez las niñas y adolescentes que producto de su edad están en un proceso de búsqueda de identidad no encuentran en la historia ningún referente que les permita sentirse identificadas, porque la historia simplemente no ha considerado el quehacer femenino, independiente de que las mujeres han pertenecido y participado efectivamente en las diversas esferas de la sociedad a lo largo del tiempo.
De esta forma, el hecho de que la enseñanza de la historia  se centre en la memorización de contenidos en desmedro de las habilidades anteriormente mencionadas, provoca que los alumnos y alumnas no desarrollen la capacidad de cuestionar y criticar la sociedad en la que vivimos. De manera que se debe considerar que si enseñamos historia, es precisamente para evitar que los/las estudiantes  sigan reproduciendo un sistema desigual, a favor de uno inclusivo, equitativo y a favor de la igualdad de género.

domingo, 26 de mayo de 2013

Los hombres no lloran...


Los hombres no lloran... es la primera palabra que escuchamos en nuestra infancia, cuando los niños de nuestro vínculo más cercano (hermanos, primos o compañeros del jardín) muestran deseos de llorar,  ya sea porque jugando se cayeron y se hicieron una herida, o porque les quitaron un juguete. Es así, que crecemos con ese estigma, donde por una parte las niñas son quienes demuestran sus sentimientos lo que se traduce a un síntoma de debilidad, mientras que los niños deben ser fuertes y valerosos.
Es evidente que lo anterior expone las características de la sociedad patriarcal en la que vivimos, ya que en este sentido son las mujeres quienes durante siglos han pasado a ocupar la esfera privada de la sociedad, es decir, el hogar y el cuidado de los/as hijos/as, mientras que los hombres ocupan la esfera pública de la sociedad, se desenvuelven sin problemas en su lugar de trabajo e imponen autoridad en el hogar, preocupándose de llevar todos lo meses el dinero necesario para mantener a su familia  para trasformarse en el sustento de ésta.
Sin embargo es en este punto donde quisiera detenerme. Como mujeres, la sociedad nos ha mantenido en un estado de menores de edad (como mencionan autoras feministas), de manera que es el hombre quien se encarga de diversos aspectos para mantener el hogar, independiente que de sean las mujeres quienes en muchos casos lo administren económicamente. Pero, ¿qué ocurre cuando el jefe de hogar se ve imposibilitado de cumplir con sus labores cotidianas? (pensando en una familia compuesta por un papá y una mamá) ya sea porque esta cesante o porque tiene una enfermedad que lo limita temporalmente.
Claramente  las mujeres en estos casos deben salir de ese estado de menores de edad que la sociedad les ha asignado y hacerse cargo de tal situación.  Aunque se torne complejo, ya que desde pequeñas  los/las adultos/as  nos dijeron que los hombres son fuertes.
En fin, cuando vives una situación en la  que el hombre es quien se ve debilitado, comprendes que los hombres también lloran, tienen bellos sentimientos y son sensibles, de manera que  al igual que las mujeres, son víctimas de la sociedad patriarcal que los obliga a actuar de una determinada manera y bajo normas de conducta enfocadas a demostrar virilidad y fortaleza permanentemente.
De esta forma nos podemos dar cuenta que la sociedad en la que vivimos nos visualiza  como seres humanos/as incompletos/as, ya que no sólo las mujeres somos debilidad y sentimientos, mientras que los hombres no sólo son  vigor y fortaleza. Ambos tienen elementos del otro, que nos permiten compartir experiencias, conocimientos y emociones constantemente.